DIÁLOGO ¿Y TÚ, QUÉ OPINAS?

Cómo activar el debate sobre temas de ciencia. That’s the question. Se lo preguntan a todas horas los participantes en el diálogo ‘Y tú, ¿qué opinas?’. Son Manuel Vicente, Ricardo Moure, Carolina Moreno y Ángel Ramírez, autores de proyectos cuyo objetivo es que TÚ te animes a opinar, convencidos de que el debate es la puerta grande del conocimiento. Vamos allá: ¿Está justificado el uso de animales en experimentación científica? Seguro que quieres expresar tu punto de vista. Manuel Vicente y sus compañeros de ‘Regueifas de Ciencia‘, de la Universidad de Santiago de Compostela, van a medir tu percepción de los temas antes y después del debate.

Es que, si opinas, estás totalmente expuesto al continuo aprendizaje. Esto, a Vicente, le parece “fascinante y necesario”. Y en D+i nos va a contar cuán difícil es, sin embargo, lograr que la ciudadanía opine, aunque en torno a la ciencia haya siempre tantas controversias sociales. ¿Debemos permitir la edición genética en embriones humanos? Las ‘Regueifas’ se libran entre dos equipos representados por sendos especialistas en la materia, los cuales se posicionan a favor o en contra. Y el público se decanta por una u otra opción usando un dispositivo electrónico. 

“Tratar al público adulto como adulto”, “saber quién es tu destinatario”, “crear expectativas”, “romper ideas previas del público”, “contar las encrucijadas, las sombras y los dilemas éticos”… Son algunas de las ideas que Manuel Vicente pone al servicio de un debate inteligente sobre temas apasionantes. Son muchos, a su juicio, los recursos de que dispone el comunicador para generar debate. Por eso, otros eligen el humor; el humor participativo. Como Big Van Ciencia y su ‘Materia absurda‘. Ricardo Moure y cía la depositarán en el escenario de D+i.  

Veréis todos que la ‘Materia absurda’ tiene consistencia. “Llevamos preparado un contenido”, dice Moure. Pero es voluble, versátil, mutante. “No hay un orden ni una escaleta”, añade. Y es que, a diferencia de otros espectáculos divulgativos de Big Van, en éste participa el público, invitado a intervenir desde el principio. Así que “las propias ideas y dudas de los espectadores serán las que dirijan la escena”, desvela. El final, por tanto, es imprevisible. “Los más apañados del público recibirán premios”, entre ellos el humor de Big Van Ciencia.   

Aunque para Moure “el humor no es indispensable para divulgar”, dice parecer “un niño atrapado en el cuerpo de un adulto que parece el de un niño, así que me es fácil hacer reír. Además, haciendo reír me río yo también; es un ‘win win”. Jugando sobre todo con el factor sorpresa, ‘Materia absurda’ está inspirado en formatos de radio que triunfan en el mundo del humor, “como ‘Nadie sabe nada’ o ‘La vida moderna’, frescos, con poco guión y que dependen mucho de la participación del público”. 

Luego, dependiendo de lo que sabemos, tomamos en la vida unas decisiones u otras. Y esto quiere analizarlo el proyecto Concise, para llegar a desvelar cómo influye la comunicación de la ciencia en lo que piensa la gente. Su coordinadora, Carolina Moreno, nos cuenta que, a través de consultas ciudadanas, Concise indaga en el origen de las creencias, las percepciones y las actitudes de la ciudadanía respecto a la ciencia. “El objetivo es saber cómo interpretan las personas la información que reciben sobre temas científicos y, además, conocer a través de qué canales se sienten mejor informados y en qué personas confían más”. 

Vacunas, terapias alternativas, cambio climático y transgénicos son temas suficientemente controvertidos ¿no? Concise los ha elegido para las consultas que ya está haciendo. “El reto -apunta Moreno- es conseguir que personas que no son proactivas en el consumo de cultura científica lleguen a serlo”.

Ángel Ramírez, del Instituto de Estudios Sociales Avanzados del CSIC, tiene otro plan para medir las modificaciones en las actitudes de las personas participantes en un acto de comunicación sobre un tema controvertido. Nos lo contará en D+i y adelanta: “Realizamos in situ una encuesta basada en una sola pregunta para la ordenación de preferencias. Los participantes muestran su preferencia en torno a frases que resumen los distintos pareceres sobre la cuestión antes del acto comunicativo y vuelven a responder a la pregunta tras él; y, automáticamente, tenemos la medición del impacto”. Para ello han diseñado una aplicación web, para que las respuestas lleguen desde el smartphone. ¿Es así más fácil opinar?