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Definamos el término ‘innovación’. Imprescindible para iniciar unas Jornadas de Divulgación Innovadora. Una tarea harto compleja que realizará el guionista José Antonio Pérez para unos asistentes a D+I recién llegados a Etopia. “Piensa por ti mismo”, dice de momento Pérez. “Ya sé que esto no tiene mucho que ver con la ciencia -añade-, pero sí con el pensamiento crítico y con el escepticismo. Y la divulgación científica es una estupenda herramienta para transmitir esos valores”.

Más pistas: el primer ponente D+I reconoce que los divulgadores no pueden llegar a todas las personas, “pero a muchas sí. Cuando hablo o escribo de ciencia, sea en la tele o en Internet, siempre intento llegar a la máxima audiencia posible. Quizá, por eso mismo, no deba llamarse divulgación sino popularización”. ¿Y cómo lo consigue? “El humor es un estupendo vehículo” para llegar a esa popularización.

Según él, el humor está bastante maltratado. “Todos queremos reír, y más en tiempos tan deprimentes como estos que vivimos -opina Pérez-. Estoy convencido de que el conocimiento científico, como cualquier otro mensaje, puede comunicarse por la vía del humor. Y creo también que el tono humorístico barre parte de los prejuicios que la gente pudiera tener sobre los contenidos divulgativos”.

Entonces, ¿el humor es innovador? Los participantes en D+I podrán discutirlo allí; y también si, hablando de innovación, todo vale para llegar al receptor. José Antonio Pérez adelanta ya que no, que “el rigor es la premisa común para todos los que divulgamos». «El problema es que hasta el rigor es subjetivo -compleja es la definición de innovación-. Si quieres alcanzar una gran audiencia, o intentarlo al menos, debes ser flexible, omitir, simplificar, adaptar el lenguaje. Aunque eso nunca debe implicar la pérdida de rigor”, añade. Dicho esto, Pérez planteará el primero y más importante de los retos de las Jornadas D+I: “Conviértete en un innovador en nueve minutos y veinte segundos”.